El romance de "El enamorado y la muerte" y otros textos afines en la literatura y el folclore catalanes

  1. Helena Rovira Cerdà
Libro:
Viejos son, pero no cansan: novos estudos sobre o romanceiro : V Colóquio Internacional do Romanceiro, Coimbra, 22-24 de Junho de 2017
  1. Boto, Sandra (coord.)
  2. Cid, Jesús Antonio (coord.)
  3. Ferré, Pere (coord.)
  4. Asensio Jiménez, Nicolás (col.)
  5. Santana, María Helena (col.)

Editorial: Fundación Ramón Menéndez Pidal ; Centro de Literatura Portuguesa (CLP)

ISBN: 978-989-8968-07-4 978-989-8968-06-7

Año de publicación: 2020

Páginas: 411-438

Congreso: Coloquio Internacional sobre el Romancero (5. 2017. Coimbra)

Tipo: Aportación congreso

Resumen

Aunque las primeras versiones del romance de El enamorado y la Muerte (IGR: 0081) datan del siglo XIX y se localizan en el dominio lingüístico del catalán, diversos indicios apuntan a un origen castellano que remontaría a finales del siglo XV o poco después. Aunque, en concreto, se ha señalado su fuente de inspiración en una poesía de Juan del Encina (inc. “Yo me estaba reposando, / durmiendo como solía”), las diferencias entre ambas composiciones son tan notables como sus similitudes, lo cual hace presuponer que el romance anónimo se inspira en diversos precedentes, entre los cuales podría hallarse algún texto en el que la Muerte se persona ante la habitación de su víctima y la despierta justo después de que haya gozado de una relación amorosa, onírica o real, como sucede de hecho en la Peregrinació del Venturós Pelegrí. Esta obra catalana seguramente data de finales del siglo XV o inicios del XVI y, sin duda, influyó en un romance a la muerte de Felipe ii (inc. “El sol esconde sus rayos, / el resplandor que tenía”), que también se inspira en El enamorado y la Muerte y en otras elegías a la muerte de emperatrices o princesas. Este planto al monarca difunto, que fue publicado en Barcelona, parece escrito por un autor catalán y demuestra que en 1599 El enamorado y la Muerte ya era conocido en Cataluña. Otra canción catalana tradicional, titulada La Mort i la donzella, guarda una estrecha relación con el argumento de El enamorado y la Muerte, aunque su fuente principal se halla en la Representació de la Mort, obra de mediados del siglo XVI atribuida a Jaume de Olesa.