Aportaciones de la antropología de Karol Wojtyla para una psicología personalista

Resumen

La escisión que se produjo, hace ya algo más de 140 años, entre la psicología y la filosofía ha supuesto un empobrecimiento para la psicología, con el agravante de tratarse de una ingenua ilusión de independencia, pues, en realidad, la psicología no puede obviar los principios y fundamentos antropológicos y epistemológicos que ofrece la filosofía, y sólo ella. Todos los modelos teóricos en psicología asumen unos presupuestos filosóficos y antropológicos, pero dado que la psicología no quiere ‒o no puede‒ hablar de filosofía, estos presupuestos no se revisan adecuadamente y esto supone un gran empobrecimiento de la psicología: sus cimientos filosófico-antropológicos son inciertos, desconocidos e inadvertidos para muchos psicólogos, no suelen cuestionarse, analizarse, criticarse y, por lo tanto, suelen quedar excluidos del debate científico, lastrando el avance y alcance de la psicología. La ausencia de una sólida y rigurosa antropología de base que sustente el desarrollo de la psicología como ciencia es un hecho que, además, fomenta la dispersión del conocimiento generado e imposibilita la integración de los avances producidos en el ámbito académico. Actualmente, sus cimientos filosóficos-antropológicos no son fiables, presentan errores importantes y no se ajustan a la compleja y completa realidad de la naturaleza humana. Una dificultad añadida es que no existe una psicología, sino muchas psicologías distintas, diversos modelos teóricos que han tenido su propio desarrollo particular y asumen presupuestos antropológicos diferentes, esto es, parten de diferentes formas de entender la naturaleza humana y asumen variadas propuestas teóricas, tanto en el ámbito básico como aplicado, con las que intentan explicar fenómenos similares desde perspectivas muy dispares. Estas diferentes propuestas y modelos, en muchos casos, parecen ser incompatibles entre sí, poniendo de manifiesto la ausencia de criterios sólidos comunes que conduzcan a una integración y un desarrollo coherentes, lo cual, afecta negativamente a la credibilidad de la psicología como ciencia. Ante tal situación, consideramos preciso proponer una antropología adecuada que permita sustentar e integrar el conocimiento generado por la psicología y así promover un desarrollo más fructífero, riguroso, integral y, en definitiva, ajustado a la verdad de la persona. Consideramos que un autor que ofrece elementos sustanciales para lograr tal cometido es el filósofo polaco Karol Wojtyla, cuya original y potente doctrina antropológica ha inspirado la reflexión sobre la acción humana en los ámbitos de la educación, la afectividad, el matrimonio, las relaciones entre fe y cultura, la ética, el trabajo y su conciliación con la familia, entre otros. El objetivo general de la presente Tesis Doctoral consiste en proponer los elementos básicos que habrían de caracterizar una psicología de orientación personalista, a partir de las categorías antropológicas de Wojtyla desarrolladas, fundamentalmente, en Persona y Acción (Wojtyla, 2011) y Mi Visión del Hombre (Wojtyla, 2010), si bien también se hace uso de elementos expuestos en Amor y Responsabilidad (Wojtyla, 2013) y El Hombre y su Destino (Wojtyla, 2005). Este objetivo general se concreta en los siguientes objetivos específicos: (1) analizar críticamente los fundamentos antropológicos de los principales modelos teóricos que ha habido en Psicología, destacando sus limitaciones; (2) revisar los elementos clave de la antropología personalista de Wojtyla que contribuyan a la fundamentación de una psicología personalista; y (3) analizar algunos problemas a los que se enfrenta la psicología contemporánea a la luz de la antropología de Wojtyla para promover algunas líneas de desarrollo de una psicología personalista. Para desarrollar tales objetivos, el presente trabajo se estructura mediante los siguientes capítulos: un primer capítulo en el que se fundamenta la inevitable relación que existe entre la psicología y la antropología filosófica, se analiza la visión del hombre que caracteriza a las principales orientaciones psicológicas, enfatizando sus limitaciones y se propone la importancia de desarrollar un modelo basado en la antropología personalista que permita suplir las anteriores limitaciones; un segundo capítulo en el que se justifica el uso de la expresión “psicología personalista” mediante una aproximación a la antropología personalista y a algunas de las aportaciones que se han realizado hasta el momento que pueden ser consideradas precursoras de una psicología personalista; un tercer capítulo en el que se expone la antropología de Karol Wojtyla, atendiendo someramente a ciertos aspectos biográficos y a otros relativos a su itinerario intelectual para permitir una adecuada comprensión de su propuesta; un cuarto capítulo en el que se pondrán en diálogo las claves de la antropología personalista de Wojtyla con algunos de los temas esenciales que afectan a la psicología, a saber, la noción de conducta/comportamiento, el debate sobre los criterios para diferenciar el comportamiento normal del anormal o patológico, el desarrollo y la composición de la personalidad, el problema de la felicidad y el bienestar como aspiraciones máximas del hombre, así como el tema de la realización del hombre en las relaciones interpersonales y sociales, todo ello, destacando las aportaciones que realiza la antropología de Wojtyla para superar ciertos problemas que presenta la psicología en dichos temas; por último, se presentan las conclusiones derivadas del análisis realizado. En síntesis, Wojtyla proporciona una antropología de alcance ontológico y que considera la subjetividad e interioridad personal mostrando, a través de evidencias de tipo fenomenológicoexperienciales, la existencia de diversas estructuras y propiedades objetivas en la persona. Esta antropología permite revisar críticamente e integrar aportaciones realizadas desde la psicología que, si bien podían intuirse como verdaderas, han carecido de unos fundamentos objetivos suficientes y adecuados que permitiesen justificarlas y ordenarlas coherentemente en una teoría sistemática de la persona. Consideramos que los análisis realizados en el presente estudio suponen una modesta aportación en relación a la inmensa tarea que se nos presenta a todos los psicólogos que aspiramos a desarrollar una psicología de la persona integral. Las categorías y/o propiedades de la persona que expone Wojtyla en su antropología parecen ofrecer una base rigurosa y robusta sobre la que comenzar esta andadura.