Conocimiento actual de las hormonas reguladoras de la ingestión de alimentos en la especie porcina

  1. Martínez Subiela, Silvia
  2. Campos, C.
  3. Madrid Sánchez, Josefa
  4. Cerón Madrigal, José Joaquín
  5. Orengo Femenia, Juan
  6. Tvarijonaviciute, Asta
  7. Valera, L.
  8. Hernández, Francisco
Revista:
Anales de veterinaria de Murcia

ISSN: 0213-5434 1989-1784

Año de publicación: 2013

Número: 29

Páginas: 7-22

Tipo: Artículo

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Resumen

Este trabajo es una revisión de los estudios realizados en la especie porcina sobre el comportamiento de la insulina, leptina y grelina, y su implicación en la regulación de la ingestión de alimentos. Desde el punto de vista productivo es de gran interés por constituir una fuente de información importante para conocer el estado metabólico y energético del animal. Los animales, durante su crecimiento y a lo largo de su vida productiva, pasan por diferentes etapas con necesidades específicas que deben ser cubiertas mediante el aporte de nutrientes a través de la alimentación. La salud de los animales dependen de la habilidad del cuerpo para regular de forma adecuada el equilibrio entre las necesidades y los aportes, y este equilibrio está regulado por del sistema nervioso central mediante señales neuronales o la liberación de hormonas. Las hormonas implicadas en la ingestión de alimentos, es decir, aquellas que ejercen un papel regulador sobre el apetito o la saciedad, pueden clasificarse en orexigénica o anorexigénicas según su capacidad de estimular o inhibir, respectivamente, el consumo de alimentos. La grelina, también llamada hormona del hambre, es la principal hormona orexigénica, es producida principalmente en el estómago en respuesta al hambre y la inanición. Durante el ayuno, o en estados energéticos insuficientes eleva sus niveles en sangre y tras la alimentación recupera los niveles basales. Entre las hormonas anorexigénicas destaca la leptina secretada principalmente por las células del tejido adiposo, cuya función primordial es la regulación de la ingestión de alimentos y del gasto energético, a largo plazo, para mantener las reservas corporales, de manera que, cuando un individuo está en balance energético positivo los niveles de leptina aumentan presentando un estado de saciedad que provoca la disminución en el consumo alimentos y/o apetito. Además, tras la ingestión de alimento, se secreta insulina, que es la principal hormona encargada de regular la glucemia y esta implicada en la regulación del apetito por interactuar con otras hormonas. Aunque estas hormonas han sido ampliamente estudiadas en la especie humana y roedores, es de esperar que en las próximas décadas su estudio se extienda a todos las especies domésticas.