El sistema circadiano en el ancianovaloración clínica e intervenciones terapéuticas

  1. Madrid, J.A.
  2. Ortiz Tudela, Elisabet
  3. Martínez Nicolás, Antonio Blas
Revista:
Informaciones psiquiátricas: Publicación científica de los Centros de la Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús

ISSN: 0210-7279

Año de publicación: 2009

Número: 195-196

Páginas: 51-58

Tipo: Artículo

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Resumen

Todos los seres vivos en el planeta Tierra estamos sometidos a un entorno cambiante y cíclico que ha contribuido al desarrollo de un reloj biológico que les permite la anticipación a estos cambios. Este reloj necesita un conjunto de sincronizadores externos (zeitgebers) que lo pongan en hora cada día. Algunos de estos sincronizadores son la luz, el horario regular de comidas, ejercicio moderado, contactos sociales... Durante el envejecimiento, el reloj biológico va perdiendo paulatinamente su capacidad de marcar el ritmo al organismo. Es por ello que las terapias cronobiológicas que tratan de potenciar las señales sincronizadoras tienen mucho interés, no sólo por su eficacia, sino también por su bajo costo y la ausencia de efectos secundarios. En primer lugar y teniendo en cuenta que el mejor sincronizador para el reloj biológico es la luz, la terapia más eficaz es la luminoterapia con luz brillante. En segundo lugar habría que recomendar el mantenimiento de un horario estable de comidas, de ejercicio físico moderado y relaciones sociales. Todas estas son medidas que mejoran las entradas al reloj pero también podemos mejorar las salidas. El reloj marca el ritmo al organismo a través de una hormona, la melatonina. Con el envejecimiento, los niveles de melatonina endógena van disminuyendo y por ello, una terapia útil es la administración de melatonina exógena o de alguno de sus agonistas farmacológicos. Esta hormona actúa como señal temporal, pero igualmente como inductora del sueño, hormona antienvejecimiento, oncostática frente a ciertos tipos de tumores e inmunomoduladora. Para conocer el estado del sistema circadiano (el reloj biológico) y poder optimizar las terapias, es necesario medir algunos ritmos que se denominan «marcadores». Se trata de ritmos muy estables y que están controlados directamente por el reloj. Algunos ejemplos de estos ritmos son el de temperatura periférica y el de actividad motora. En ambos casos se trata de ritmos que se determinan mediante el empleo de técnicas no invasivas