Paisajes culturales del regadío tradicional e histórico en la Vega Alta de Segura
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Universidad de Murcia
info
- Sanchis Ibor, Carles (coord.)
- Palau Salvador, Guillermo (coord.)
- Mangue Alférez, Ignasi (coord.)
- Martínez Sanmartín, Luis Pablo (coord.)
- Glick, Thomas F. (hom.)
Editorial: Universidad Politécnica de Valencia = Universitat Politècnica de València
ISBN: 978-84-9048-274-2
Año de publicación: 2014
Páginas: 856-868
Tipo: Capítulo de Libro
Resumen
El uso del agua para riego, en el tramo alto del Valle de Segura, ha creado una serie de paisajes culturales que responden a las condiciones del medio y al interés agronómico de los grupos humanos. La huella de esta actividad de cultivo en regadío, a lo largo de varios siglos, es una sucesión de paisajes como los arrozales de Salmerón, Cañaverosa y Calasparra; las huertas tradicionales del fondo del valle, como las del valle de Ricote (oasis de palmeras y cultivos de vuelo y suelo, policultivo) y, los regadíos escalonados en las laderas del valle con monocultivo de frutales de hueso (como albaricoque, melocotón, ciruela, etc.) o de frutales cítricos (como limón, naranja, mandarina, etc.). Estos paisajes de las hoyas y cubetas del Segura, se han visto amenazados por la expansión urbana de los núcleos de población, situados siempre en su inicio en piedemontes y terrazas fluviales en el lóbulo de un meandro del río (Cieza, Abarán, Blanca, Ojós, Villanueva, etc.), para alejarse de las periódicas inundaciones del valle y, a la vez, dejar las mejores tierras, por su suelo y accesibilidad al agua, para el cultivo. También los paisajes creados a partir de puntos de emisión como fuentes y manantiales, caso de la Fuente Grande de Ricote o La Fuente del Ojo en Cieza. A los que se unen los oasis mediante pequeñas captaciones de acuíferos con pozos verticales y horizontales. En el caso de la elevación se lleva a cabo por norias de tiro o de sangre y artes y norias de cremallera, y el alumbramiento por gravedad mediante galerías (qanates, minas de agua y socavones). Los cambios en los paisajes rurales se dan ante nuevas condiciones económicas para el sector hortofrutícola en el siglo XX: el Plan de Estabilización de 1956, el éxodo rural y la emigración de los años sesenta y setenta, el Acuerdo Preferencial con la CEE de 1970, o el Tratado de Adhesión del Reino de España a la Unión Europea. El siglo XXI plantea nuevos retos relacionados con las producciones de denominaciones de origen y con los productos de identidad geográfica, con proyectos de modernización de regadíos y valorización del patrimonio hidráulico, y con la multifuncionalidad del mundo rural al compatibilizar la actividad agraria (a veces a tiempo parcial) con otras de ocio y recreación, como el turismo rural.