La persuasión y la retórica y El diálogo de la salud

  1. Carlo Michelstaedter
  2. Mª Belén Hernández González trad.

Editorial: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia ; Universidad de Murcia

ISBN: 978-84-693-9249-2

Any de publicació: 2010

Tipus: Llibre

DOI: 10.6018/EDITUM.2729 DIALNET GOOGLE SCHOLAR lock_openAccés obert editor

Objectius de Desenvolupament Sostenible

Resum

La obra fundamental de Carlo Michelstaedter (Gorizia 1887-1910), el ensayo titulado La persuasión y la retórica, escrita en 1910, plantea el tema de la verdad a través de una palabra privada de su significado comunicativo, sometida a una laceración extrema, y sacrificada en pos de la utópica persuasión. En efecto, la persuasión representa la utopía antirretórica absoluta, que pretende despojar de todo lo accesorio a la esencialidad del ser; sin embargo, está marcada por una imposibilidad: la naturaleza del lenguaje, que no puede renunciar a comunicar una finalidad o un deseo vital. Por ello, al tiempo que se acerca a la vida, la retórica también socava al pensamiento, y las palabras se empobrecen, convirtiéndose en ese lugar común por el que han transitado la sociedad y la cultura. Michelstaedter inició la obra como trabajo de tesis de licenciatura para la Facultad de Letras de la Universidad de Florencia. Antes había realizado estudios de matemáticas en Viena, para desembocar definitivamente en la poesía y filosofía clásicas. El diálogo de la salud, fue redactado en paralelo ese mismo año, y refleja mediante un parlamento socrático entre dos jóvenes amigos, la tensión íntima del autor frente la conciencia de la muerte y la voluntad ética de dar a la existencia una forma auténtica, liberada de las dependencias y placeres de la vida. Ambas obras fueron concluidas la víspera del suicidio de Carlo a los veintitrés años; los lectores contemporáneos no dudaron en calificarlo de "suicidio metafísico". En el centenario de los hechos, el lector actual reconocerá a uno de los más agudos pensadores del siglo; también al escritor que, como en el autorretrato de la portada a nuestra edición, no llegará nunca a envejecer.