Dificultades en el registro y transmisión del arte contemporáneodispositivos móviles para un arte en movimiento

  1. Mateo Sánchez, Cecilia
Supervised by:
  1. Belén Blesa Aledo Director

Defence university: Universidad Católica San Antonio de Murcia

Fecha de defensa: 08 July 2020

Committee:
  1. Juan Francisco Cerón Gómez Chair
  2. Enrique Mena García Secretary
  3. María Teresa Marín Torres Committee member

Type: Thesis

Teseo: 633633 DIALNET lock_openTESEO editor

Abstract

Durante la evolución de la historia, el arte va progresando y adquiriendo nuevas atribuciones conforme a su progreso natural, al espacio al que va destinado, siendo acorde al tiempo en el que se gesta, y al público que lo consume. Esas funciones podrían agruparse bajo el amparo de lo religioso, lo decorativo, lo político-conmemorativo o lo ideológico. Un arte destinado y dependiente de un contexto social e histórico, a la vez, siempre manteniéndose en sintonía con su misión y con su época. Atendiendo a su conservación, custodiado y al abrigo de entidades y leyes de protección que han velado por su protección, documentación y futura transmisión. El arte de la segunda mitad del siglo XX, el que básicamente ocupa en esta investigación, no puede ser examinado, comprendido o descifrado si con anterioridad no se acude a revisar, de manera muy breve, el generado finalizando la primera centuria, ya que la gran producción de obra que se había germinado en el mundo del arte durante el siglo XIX, fue recogida por el siglo XX. La perspectiva, la sombra, la luz, la proporción, el pedestal o el marco, constantes formales de corte academicista, buscadas y cuidadas por todos los artistas a lo largo de la historia, dejan paso a nuevas interpretaciones de la realidad, anunciando un nuevo lenguaje que rescatara al espectador de la sumisión visual a la que había sido sometido durante siglos. Las primeras vanguardias nacen del deseo de crear un mundo nuevo, de liberar al hombre. Los artistas de los primeros ismos, apostaron por un arte diferente que rompiese universalmente con el realismo antecesor, condición que claramente fue desbordada y superada por las llamadas segundas vanguardias. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, las intervenciones artísticas se desvinculan de sus inalterables características, comunes a lo largo de su ya larga historia. Los componentes estéticos, miméticos y matéricos, dejan paso a lo esencialmente emocional, al reflejo en el arte de la sociedad desbastada y aniquilada por la guerra y con unos artistas que ansiaron hacer de sus trabajos, fieles testigos de una sociedad adormecida ante el arte y ante la vida. La Historia cambia y el arte que se genera a partir de los dos últimos estilos hegemónicos, se reconvierte de manera radical. Desde hace unos 70 años, estamos ante un arte caracterizado por la imperdurabilidad, por la forma en que los objetos se posicionan y por la integración del espacio expositivo y el proceso como parte integrante de la propia obra. Un arte que se crea para un momento y para un espacio determinado, potenciando así producto o acción artística, tiempo y público. El arte entonces queda afectado en su representación por disciplinas como la danza, la música y el teatro. El espectador es invitado a participar en las piezas e interactuar con ellas en modo acción-reacción. En otras ocasiones el artista agrega, además de sus peculiares e inestables materiales, sensaciones térmicas, olorosas, sonoras o táctiles para definir y/o completar sus obras, apostando por un arte multisensorial. Ahora bien, la imposibilidad de custodiar la obra como objeto, demanda nuevos mecanismos que registren un arte multicultural, tan versátil como caprichoso. Y es en este momento donde juegan un papel fundamental la tecnología finalizando el siglo XIX, y que fue claramente superado por lo que se avecinaba en el siglo XX. La presencia de los dispositivos móviles, ha supuesto una rebelión en todos los ámbitos de la sociedad y el arte no queda ajeno ante esta revolución, que continúa avanzando a un ritmo vertiginoso. La aparición y el desarrollo de herramientas tecnológicas han transformado el trabajo de los artistas, el mismo concepto del arte y sus campos de aplicación. Con los avances del video o la fotografía digital y las innovaciones acontecidas en el campo del arte, los artistas parecen conscientes del peligro de su obra, y comenzarán a dejar constancia de sus intervenciones haciendo uso de cámaras fotográficas y pequeñas grabaciones para inmortalizar sus acciones. Destinamos esta investigación a trabajar a través de una representación de autores contemporáneos, las dificultades en el registro de obras artísticas caracterizadas por su intangibilidad, por la sustitución de la obra matérica en el lugar, por el lugar sin la obra matérica. El reto está servido, personas o entidades supeditada a lo artístico se enfrenta a la difícil tarea de registrar para conservar la inmortalidad ya no del objeto, sino del acontecimiento- acción .Estas innovadoras y momentáneas categorías llevan implícita la condición participativa del espectador, el espacio como continente y propio contenido contenido de la obra, el tiempo, la extinción de los innobles materiales , la acción, el desplazamiento, la pérdida de la unicidad del arte, así como su acelerada mortalidad. Condiciones y aspectos que hacen del arte un “arte-acontecimiento”, proclive por la condición espacio-temporal a su caducidad o alteración. Las formas de hacer arte, sus lenguajes, el material utilizado, el papel del artista, y la conservación parecen ser dependientes de lo tecnológico tanto para su creación, su recuperación o su difusión. Parece evidente entonces, que, si el arte contemporáneo es inestable, cambiante y fugaz, los mecanismos de registro deben cambiar a la vez. Nos planteamos en esta investigación cómo registrar el arte contemporáneo, un arte basado fundamentalmente en los procesos, conceptos e ideas, acciones y palabras, donde el objeto en sí, si es que lo hubiere, ya no es conservable pues puede, y tiende a su desaparición.