Relaciones entre problemas fonoarticulatorios y variables temperamentales en niños de cuatro añosun estudio de la intervención con praxias

  1. Parra Lopez, Pablo
Dirigida por:
  1. Marina de los Llanos Olmos Soria Directora
  2. José Antonio Carranza Carnicero Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Murcia

Fecha de defensa: 13 de diciembre de 2019

Tribunal:
  1. Elvira Mendoza Lara Presidente/a
  2. María Dolores Galián Conesa Secretaria
  3. José Francisco Cervera Mérida Vocal
Departamento:
  1. Psicología Evolutiva y de la Educación

Tipo: Tesis

Resumen

El desarrollo del lenguaje y el habla influye directamente en la comunicación y en las habilidades para interactuar con los demás, permite el desarrollo del pensamiento, mejora o incrementa el aprendizaje y, por lo tanto, influye en la conducta del niño. Durante la adquisición del lenguaje pueden aparecer problemas en el desarrollo fonoarticulatorio. El trastorno de la articulación es la dificultad para pronunciar o formar correctamente uno o más sonidos, que se producen más tarde de lo esperado en el desarrollo típico. Su intervención tradicionalmente ha estado enfocada a solucionar el problema articulatorio, tratándolo en parte con praxias fonoarticulatorias, definidas como la realización de movimientos programados y organizados de forma intencional y coordinada, ya que suponen un entrenamiento para ejecutar y articular movimientos aprendidos con los labios, lengua, mandíbula y gestos faciales. El tratamiento por lo general ha sido pluridimensional, incluyendo respiración, soplo, discriminación auditiva, praxias fonoarticulatorias e integración en el lenguaje (repetido, inducido y espontáneo). Sin embargo, se ha cuestionado la utilidad de los ejercicios motores (praxias) en el tratamiento de los problemas articulatorios, afirmando algunos autores que resultan útiles mientras otros ponen en duda su eficacia. Ante el debate abierto, nos planteamos indagar en su eficacia y profundizar en el conocimiento de las dificultades de la articulación en relación con las diferencias individuales en temperamento. Así, el objetivo general de este estudio fue analizar la utilidad del entrenamiento en praxias fonoarticulatorias como instrumento para el tratamiento de los problemas de articulación, además de conocer si estos problemas están vinculados con diferencias individuales temperamentales y, en concreto, con el control inhibitorio. Se evaluaron inicialmente 122 niños de 4 años con desarrollo típico con el Registro Fonológico Inducido de Monfort y Juárez (2006). 52 niños presentaron problemas de articulación y fueron divididos en dos grupos al azar (experimental y control). Se realizó una intervención con praxias con el grupo experimental en 2 sesiones semanales de 30 minutos durante tres meses. Los padres contestaron el cuestionario de comportamiento infantil (CBQ) de Putnam y Rothbart (2006), en la versión breve, para medir el temperamento del niño. Por último, se aplicó la prueba de "Simón dice" de la batería de Control Inhibitorio de Kochanska (1997). Tras la intervención, se volvió a administrar el Registro Fonológico Inducido. Para analizar los efectos de la intervención se optó por un Modelo Lineal Generalizado de "medidas repetidas". Resultados y conclusiones: los resultados de nuestro estudio no muestran diferencias significativas entre el grupo experimental y control cuando se usan praxias fonoarticulatorias con niños con desarrollo típico que no tienen adquiridos todos los fonemas. Así pues, estos resultados evidencian que estos ejercicios no son útiles para mejorar la articulación de los fonemas en niños con un desarrollo típico. El segundo objetivo era averiguar en qué fonemas influían más las praxias fonoarticulatorias. Para este fin analizamos minuciosamente los datos recogidos, comprobando primero los fonemas aislados, también los fonemas en inversas y los grupos consonánticos con /l/ y con /r/. De nuevo, no se obtuvieron diferencias significativas entre los grupos experimental y control. El tercer objetivo fue analizar si el efecto de las praxias variaba en función de la gravedad, para ello se diferenciaron dos tipos, uno moderado (de 2 a 6 fonemas no adquiridos) y otro grave (de 7 fonemas en adelante), y se encontraron diferencias significativas entre los grupos moderados y graves, ya que los graves mejoraron más que los moderados, pero no se debió al tratamiento con praxias. El cuarto objetivo fue analizar si las diferencias individuales en temperamento tenían relación con los problemas de articulación. Los resultados del CBQ ponen de manifiesto que, considerando los valores extremos, los niños con una mayor Emocionalidad positiva tienen menos problemas de articulación. Estos niños son más sociables y disfrutan interactuando y comunicándose con otros niños, lo que parece contribuir a su aprendizaje del habla. El quinto objetivo era estudiar si la capacidad de control inhibitorio estaba relacionada con los problemas de articulación. En la prueba "Simón dice" no encontramos relación con las alteraciones de la articulación. Sin embargo, sí hubo relación entre la medida del control inhibitorio a través de CBQ y los problemas de articulación, cuando se consideraron de nuevo los sujetos con valores extremos. Los resultados indican que los niños altos en control inhibitorio son los que tienen más trastornos de articulación. En conclusión, los resultados apuntan a la falta de eficacia de las praxias para la intervención en los problemas de articulación y a la influencia de las diferencias individuales en temperamento en el desarrollo del lenguaje.