Controversias tecnocientíficas y medios de comunicaciónel caso de la clonación humana y los raelianos en El País

  1. Alcíbar, Miguel
Dirixida por:
  1. Rafael González Galiana Director

Universidade de defensa: Universidad de Sevilla

Fecha de defensa: 03 de marzo de 2004

Tribunal:
  1. Gonzalo Abril Presidente/a
  2. Fernando Contreras Medina Secretario/a
  3. Francisco Sierra Caballero Vogal
  4. Juan Miguel Aguado Terrón Vogal
  5. Daniel Cassany Comas Vogal

Tipo: Tese

Teseo: 103077 DIALNET lock_openIdus editor

Resumo

Los objetivos de la presente tesis son amb iciosos. Se pretenden analizar los principales procesos dialécticos que se establecen entre dos culturas profesionales, la científica y la periodística, con intereses, nivel de organización y relación con sus públicos, muy diferentes, y que, sin embargo, están abocadas a encontrar puntos de encuentro que les permitan configurar escenarios de cooperación y comunicación. Estos procesos plantean un nutrido conjunto de problemas que pueden enmarcarse dentro de lo que se ha denominado Comunicación Pública de la Tecnociencia. La divulgación científica realizada por los medios masivos de comunicación es el campo de batalla donde se libran las más encarnizadas disputas entre científicos y periodistas sobre lo que debe ser la comunicación pública de la tecnociencia. En este campo de batalla se consuman alianzas, se cavan trincheras, se envían correos con falsas misivas y, las más de las veces, se ignoran las estrategias de cada bando y las posiciones y expectativas de la población civil. Es esta, por tanto, una tesis sobre los fundamentos epistemológicos de la comunicación tecnocientífica en sentido lato, y no tanto acerca de los aspectos estilísticos o formales con los que se elaboran los textos periodísticos, aunque, en ocasiones, haya que recurrir a cuestiones de producción textual. Hay una revisión original de los problemas más urgentes que la comunicación pública de la tecnociencia tiene planteados. Para que no resultara un mero ejercicio de «malabarismo teórico», perdiéndose así la distancia empírica de los problemas, hemos utilizado con profusión ejemplos periodísticos que ilustren las afirmaciones teóricas vertidas; ejemplos que se han extraído principalmente de la prensa escrita, aunque algunos también proceden de los medios audiovisuales. Además, estas especulaciones teóricas tienen su aplicación empírica en un estudio de caso práctico: el debate sobre la clonación humana en El País, suscitado por la noticia de que los raëlianos habían lograda clonar una niña. Los objetivos fundamentales, pues, son dos: 1o. Indagar y describir las bases teóricas de las relaciones, siempre conflictivas, entre los ámbitos científico y periodístico. Ámbitos diferentes, pero comprometidos en la misión conjunta de crear escenarios plausibles de la ciencia y la tecnología y hacerlos circular públicamente. 2o. Definir los principales instrumentos teóricos de la comunicación tecnocientífica pública que nos permitan afrontar con seguridad el análisis empírico-discursivo del caso práctico que hemos elegido. La hipótesis principal que imbrica esta tesis dentro de los Estudios Culturales de la Tecnociencia, asume que el discurso periodístico de la ciencia y la tecnología reproduce de forma acrítica los valores epistémicos (objetividad, neutralidad, verdad, autonomía cognitiva) que los científicos perciben y difunden de su propia actividad investigadora. En concreto, se propugna que el positivismo, corriente hegemónica durante gran parte del siglo XX en la filosofía de la ciencia, y hoy ampliamente superada, sigue ejerciendo su influencia en la mentalidad, hábitos, prácticas y discursos de los científicos y tecnólogos y, por efecto mimético, de los periodistas que escriben sobre ciencia; por esta razón, el entramado positivista sigue condicionando fuertemente las estructuras de la comunicación pública de la tecnocientífica. Se hace necesario, pues, estudiar y describir cómo la «ideología cientificista», la «ideología de la comunicación mediática», y el mal llamado proceso de «distorsión involuntaria», inherente a la práctica periodística, determinan la manera de construir y presentar el discurso divulgativo de la ciencia y la tecnología en los medios. La primera, la ideología cientificista o cientificismo, extrapola indebidamente de la naturaleza tentativa aunque confiable de la investigación científica la idea de que la ciencia constituye una forma de autoridad indiscutible y su método es totipotencial y de aplicación universal (Olivé, 2000: 61). La segunda, basada en la primera, refuerza la visión realista-positivista de la investigación científica. Por último, la «distorsión involuntaria» hace referencia a las «distorsiones» (independientes de la manipulación voluntaria) que la propia dinámica de producción de las noticias imprime a la información. Las razones de este bias informativo dependen mucho más de la praxis periodística (organización del trabajo y rutinas profesionales) que de imperativos ideológicos (Ribas, 1997: 50). Se plantea también la hipótesis subsidiaria de que la función prioritaria de la divulgación mediática no es la de transmitir los contenidos sustanciales de la ciencia y la tecnología desde una perspectiva pedagógica, sino hacer circular discursivamente la realidad social de éstas. La noticia, como género informativo por antonomasia, fracasa como instrumento educativo, por lo que la divulgación de la ciencia en los medios tiene que tener otras funciones distintas a la pedagógica que expliquen su interés público y su cobertura mediática. Las hipótesis de trabajo que han sido el germen del presente estudio las podemos sintetizar en los siguientes puntos: (1) El discurso divulgativo de la ciencia y la tecnología en los medios de comunicación de masas reproduce y perpetúa de forma acrítica la ideología que implícita y explícitamente subyace a las prácticas de los científicos. (2) Los contenidos sustantivos de la ciencia pueden servir a los periodistas para conferir credibilidad y autoridad a planteamientos de carácter extra-científico, como, por ejemplo, argumentos de tipo político o moral. (3) Los públicos de la divulgación tecnocientífica son diversos, incluyendo a los propios científicos. (4) Dado que el sistema ciencia-tecnología depende de decisiones políticas y respaldo económico, los científicos pueden instrumentalizar los medios de comunicación en beneficio propio para lograr que sus intereses particulares o corporativos, algunos legítimos y otros reprobables, tengan éxito. En esta instrumentalización los periodistas, a veces, son «engañados», y, en otras, participan activamente construyendo un discurso ideológico acorde con los postulados de ciertos intereses científicos-empresariales. (5) La función principal de las noticias científicas es hacer circular discursivamente la realidad social de la ciencia y la tecnología que los medios construyen, y no tanto transmitir pasivamente contenidos tecnocientíficos, utilizando para ello herramientas pedagógicas. (6) Las rutinas de la empresa periodística, las presunciones de los periodistas acerca del público y de los valores en los que se funda el trabajo de los científicos y el suyo propio, determinan el tratamiento y la presentación de los contenidos y de sus implicaciones sociales en las noticias sobre tecnociencia. Estas hipótesis generales son la base de la hipótesis principal de nuestro estudio de caso, que puede formularse de la siguiente manera: Desde el paradigma inferencial adoptado en esta tesis, consideramos que El País, como medio de comunicación que se debe a una imagen de seriedad y rigurosidad para seguir cumpliendo el contrato fiduciario con sus lectores, ha configurado el debate sobre la clonación humana con la aquiescencia de los científicos. Nuestra hipótesis postula que los científicos involucrados en el debate (y seleccionados ex profeso como fuentes de autoridad) fueron los que condicionaron la agenda temática, el tratamiento y el estilo que se le imprimió a la información. Esto significa que El País adopta las tesis de los científicos, apoyándose como contrapunto argumentativo en la nula credibilidad científica que se le otorga al anuncio raëliano y en el carácter mesiánico, mixtificador y extravagante de Claude Vorilhon (Raël), el líder de la secta. De esta manera El País, como foro público serio, conforma un «embudo informativo» o «punto de paso obligado» (en la terminología de Callon, 1995) por el que canaliza el debate, empleando para ello un conjunto de estrategias retóricas (en muchas ocasiones, provenientes de la propia retórica que emplean los científicos cuando se enfrentan a los medios) con la clara intención de persuadir a los lectores y a los responsables políticos de los beneficios de la investigación terapéutica con embriones humanos. La presente tesis doctoral se estructura básicamente en torno a seis capítulos interrelacionados. Los cuatro primeros representan un intento de aproximación epistemológica a la comunicación pública de la tecnociencia y a la construcción de la noticia. Los dos últimos entran de lleno en el estudio de la clonación humana en los medios de comunicación. En el capítulo I se sientan las bases teóricas de lo que es la ciencia, así como los más destacados marcos epistemológicos para su estudio. Se analizan los problemas fundamentales de la filosofía positivista y se plantean las principales corrientes en la sociología del conocimiento científico que han transfigurado la imagen canónica de la ciencia y la tecnología, basada en distinciones epistemológicas difíciles de defender en la actualidad. Se critican los valores epistémicos (objetividad, neutralidad, autonomía, verdad cognitiva) en los que tradicionalmente se han apoyado los científicos para dotar a su trabajo de autoridad superlativa. En el capítulo II se describe la tecnociencia como una actividad intrínsecamente controvertida y se explora el papel que tienen los medios de comunicación en el tratamiento de las controversias tecnocientíficas. Se aboga por una distinción dinámica, flexible, y no esencialista, de las controversias tecnocientíficas en controversias públicas y controversias stricto sensu. Tal distinción nos servirá para entender las características del debate alrededor de la clonación humana en los medios de comunicación de masas. En el capítulo III se entra de lleno en el análisis de las bases conceptuales de la comunicación pública de la tecnociencia. Se critica la noción singular, estática y homogénea de «público lego», para sustituirla por otra más plural, dinámica y heterogénea de «públicos de la tecnociencia», en la que tienen cabida también los científicos como destinatarios activos de la información tecnocientífica que publican los medios. El capítulo trata de demostrar que la divulgación mediática de la tecnociencia reproduce y perpetúa la ideología cientificista, mediante la utilización de determinadas estrategias comunicativas. Se pone de manifiesto la sumisión tácita que, en general, los periodistas profesan a sus fuentes de autoridad científicas. Esta actitud propicia la instrumentalización del periodismo al servicio de los intereses individuales y corporativos de los científicos. El capítulo termina estudiando con cierta profundidad las causas de las tensas relaciones entre dos culturas profesionales, la científica y la periodística, muy diferentes en las formas de operar, pero semejantes en cuanto a la epistemología que subyace a las prácticas de ambos gremios. El capítulo IV incide, junto con el anterior, en el proceso de comunicación social de la ciencia. En concreto, el capítulo está dedicado íntegramente a estudiar cómo la organización de la empresa periodística condiciona la selección, tratamiento y producción de la información tecnocientífica destinada a su difusión masiva en los medios de comunicación. Para ello: (1) Se explora la ideología de la comunicación periodística y se compara con la ideología positivista, sobre todo en relación con la noción de «objetividad» y «verdad», y (2) Se describe la teoría de producción de las noticias (newsmaking) y la hipótesis de la agenda-setting, utilizando múltiples ejemplos de noticias de ciencia y tecnología extraídas de los medios de comunicación populares. En el capítulo V se estudia cómo los medios de comunicación fueron importantes agentes externos a la ciencia en la construcción de la clonación de Dolly como un «hecho científico». Además, se analiza el debate que supuso la presentación en sociedad de Dolly y cómo los medios rápidamente condujeron la controversia al terreno de la ética y de la regulación legal de la investigación científica. Este capítulo debe considerarse como fundamental para contextualizar y entender el estudio de caso que se realiza en el siguiente capítulo, previo a las Conclusiones. Por último, el capítulo VI trata del análisis de un caso práctico: La controversia tecnocientífica pública que se dio en las páginas de El País, originada por el anuncio de que la denominada secta de los raëlianos habían clonado un ser humano. Se intenta demostrar que El País construyó el debate como un problema de política científica, utilizando para ello una serie de estrategias que van desde la selección de determinadas fuentes científicas, el establecimiento de una red de aliados, la constitución de un «punto de paso obligado» para los diversos actores que involucra la red, al empleo de una retórica próxima a la de la «racionalidad científica». Para concluir, indicar dos rasgos de índole pragmática. Por una parte, para facilitar la lectura y dar coherencia interna al texto, se ha utilizado un sistema de referencias cruzadas que ponen en relación las ideas que se desarrollan en distintas partes de la tesis. Así, por ejemplo, (§ II.2) indica que para obtener más información sobre lo que se está hablando hay que dirigirse al capítulo II epígrafe 2. Por la otra, la negrita que aparece en algunos de los fragmentos de textos periodísticos tomados como ejemplos, se utiliza para destacar el aspecto que se pretende ilustrar. También se usa la negrita para destacar los titulares periodísticos y la cursiva para los subtítulos y los antetítulos.