El acopio de agua de lluvia en la cuenca del Mar Menor
- Martín J. Lillo Carpio Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Murcia
Fecha de defensa: 04 de febrero de 2011
- Francisco Calvo García-Tornel Presidente/a
- José María Gómez Espín Secretario
- Tomás Rodríguez Estrella Vocal
- Gregorio Canales Martínez Vocal
- José Jaime Capel Molina Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La mayoría de los aljibes de la Cuenca del Mar Menor se hallan abandonados, muy deteriorados e incluso arruinados. Las frecuentes sequías que registra el Sureste peninsular pone en evidencia la fragilidad de los sistemas de captación y distribución de agua, haciendo descubrir los métodos de nuestros antecesores. Los aljibes fueron soluciones sencillas de arquitectura menor. En la actualidad, en una época de espectacular desarrollo tecnológico, se ha postergado y abandonado estas técnicas por considerarlas anticuadas, sin considerar su valor como estrategia de adaptación a la aridez y a las sequías, además de su interés como patrimonio hidráulico, arquitectónico, cultural e histórico-geográfico. Estos elementos que pertenecen a la arquitectura del agua definen un paisaje cultural identificador de esta comarca. El paisaje se determina por sus formas naturales o antrópicas. Todo paisaje está compuesto por elementos que se articulan entre sí. Estos elementos son básicamente de tres tipos: abióticos, bióticos y antrópicos, que aparecen por la acción humana. El paisaje surge de la interacción de los diversos agentes geográficos. Estos agentes son materiales energéticos de los que derivan formas y procesos. Se clasifican en litosfera, atmósfera, hidrosferas y biosfera. De esta última se diferencia la antroposfera formada por las poblaciones humanas y que juega un papel diferenciado como agente del paisaje. El paisaje es un fenómeno remiso de la civilización. Es uno de los más costosos logros del refinamiento de las culturas humanas. Los animales habitan el paisaje y lo van alterando de alguna manera y en alguna medida, pero son incapaces de percibir el espacio físico y geográfico del paisaje como algo bello, estético y hermoso. El reflejo de todo esto, se puede percibir si hacemos una lectura de un paisaje cotidiano, donde se puede observar los distintos niveles de actuación del hombre en ese medio natural. Un aljibe es un elemento que estorba y no sirve para nada. Pero éste elemento es el vestigio, testigo y legado de una forma de vivir de un paisaje anterior y que tanto han significado a sus primeros propietarios; han sido y está siendo desmontados, destruidos, colmatados o soterrados, por no saber proyectar a la sociedad el valor que tuvieron y que tienen. El problema del agua siempre ha estado presente, por ello han adquirido gran importancia los aljibes de la Cuenca del Mar Menor, cuya existencia se encuentra a expensas de sus propietarios y moradores, encontrando algunos en un estado de total deterioro si es que subsisten. Al analizar los aljibes se ha estudiado el medio ambiente, lugares que lo circundan, y otros elementos geográficos-históricos como las cañadas, veredas, cordeles y antiguos caminos de paso además de cómo el paso del tiempo, la erosión, y la acción antrópica actúan sobre cada una de estas construcciones. El hábitat rural tradicional difiere mucho del hábitat rural actual y tiende a la desaparición y al aislamiento, por lo que la catalogación y documentación de estos sistemas de captación-acumulación puede servir para su posible mantenimiento y puesta en conocimiento de la sociedad actual.