Del cine a las artes plásticas. Relaciones e influencias en las vanguardias históricas

  1. Salas González, Carlos
Dirigida por:
  1. Germán Antonio Ramallo Asensio Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Murcia

Fecha de defensa: 08 de julio de 2010

Tribunal:
  1. Francisco Javier de la Plaza Santiago Presidente/a
  2. Vidal de la Madrid Álvarez Secretario/a
  3. María del Carmen Sánchez-Rojas Fenoll Vocal
  4. Ángel Luis Hueso Montón Vocal
  5. Joaquín Cánovas Belchí Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La realización de los cursos de doctorado, en general, y del trabajo de suficiencia investigadora, en particular, ha resultado determinante a la hora de escoger el tema sobre el que versa esta tesis doctoral. El cuerpo en el surrealismo: iconografías es el título del trabajo de investigación que realicé en el segundo año de mi doctorado. Dicho estudio iconográfico me dio la oportunidad de profundizar en uno de los movimientos artísticos de vanguardia de mayor riqueza y complejidad. De hecho, el surrealismo llegó a configurar un universo creativo tan amplio que muchos de los artistas que nunca formaron parte de su ortodoxia, encuadrándose más directamente en otras corrientes vanguardistas, llegaron a ofrecer numerosos e interesantes puntos de conexión con el mismo. De esta manera pude constatar una característica clave del período conocido como de las vanguardias históricas, es decir, el desarrollado en las tres primeras décadas del siglo XX, aunque algunas de sus manifestaciones, precisamente ligadas al ámbito surrealista, se prolongasen durante los años treinta. Esta característica fundamental es la de la constante interconexión existente entre los diversos movimientos y corrientes de vanguardia. Así, expresionismo, cubismo, futurismo, dadaísmo o surrealismo, además de los muy variados caminos propuestos desde la abstracción, nunca deben ser entendidos como compartimentos estancos, pues los vasos comunicantes entre unos y otros son tan continuos como evidentes. Por este motivo se ha decido abarcar con este tema de estudio el conjunto de estas corrientes artísticas sin limitarnos a un movimiento específico, lo que, a buen seguro, hubiese obligado a hacer constantes referencias al resto de movimientos vanguardistas debido a las circunstancias antes apuntadas. Una vez establecido el marco histórico-artístico en el que se desarrolla este trabajo, toca hablar de forma directa de su objeto de estudio. Éste no es otro que el de las relaciones existentes entre el cinematógrafo y las artes plásticas durante aquellas décadas. Y es que, si los puntos de conexión entre las diferentes vanguardias constituyen una característica clave del mencionado período, las relaciones surgidas entre las distintas disciplinas artísticas son igualmente frecuentes y relevantes. Así, a pintura y escultura, las artes plásticas por excelencia, se unen fotografía y cine en el maremagno de creatividad y experimentación que vivió el arte al calor de las vanguardias históricas. Por supuesto, tanto la fotografía como el cine, desde sus más remotos orígenes, estuvieron relacionados con el arte bidimensional por excelencia: la pintura. A este particular, claro está, se hace referencia en los diversos puntos del trabajo, aunque para ello se haga necesario acudir hasta el siglo XIX, así como a un mayor protagonismo de la fotografía con respecto al cine en algunos casos, lógico si tenemos en cuenta que el segundo nace más de medio siglo después que la primera. Como se acaba de decir, dichas relaciones de carácter interdisciplinar resultaron constantes y enormemente fructíferas. En relación a esto se debe recordar la labor polifacética de muchos de los artistas fundamentales de las diferentes vanguardias, siendo capaces de compaginar experiencias artísticas en pintura, escultura, fotografía o cine. Casos especialmente significativos serían los de Man Ray, Marcel Duchamp, Francis Picabia o Salvador Dalí, sin olvidar las propuestas experimentales de pintores-cineastas como Hans Richter, Viking Eggeling o Walter Ruttmann, ya en el campo de la abstracción. Por supuesto, este quehacer polifacético por parte de determinados artistas constituye un fenómeno que se viene observando en diferentes períodos de la historia del arte, siendo notablemente significativo en algunos de los grandes creadores del Renacimiento, como el caso paradigmático de Miguel Ángel. No obstante, es con las vanguardias históricas cuando este fenómeno se desarrolla de forma más intensa y explícita, llegando a desempeñar un papel de decisiva importancia los nuevos medios de creatividad artística. Una vez advertidas estas dos características cruciales del período artístico de las vanguardias históricas -las interrelaciones existentes entre los distintos movimientos vanguardistas y, a su vez, entre los distintos medios artísticos- se hace necesario exponer cuál es la dirección concreta que ha tomado el presente estudio. En este sentido hemos de afirmar que, pese a ser numerosas y evidentes las influencias que el cine recibió de las artes plásticas en esas primeras décadas del siglo, lo que se quiere abordar desde esta investigación no es esta vinculación sino, precisamente, su inversa. Por tanto, de lo que se trata es de investigar, evidenciar y explicar las influencias del medio cinematográfico en las artes plásticas, influencias que son especialmente significativas en la pintura. El motivo de que este trabajo de investigación se entienda en esa dirección cine-artes plásticas, y no al revés, es muy claro y conciso. Se trata de que esa porosidad que el cine ha demostrado siempre en relación a ciertos aspectos desarrollados por las artes plásticas ya ha sido atendida y estudiada por diversos especialistas e investigadores. En efecto, a lo largo de los últimos años se han llevado a cabo importantes trabajos en esta línea. Probablemente, algunos de los estudios más significativos realizados acerca de este amplio tema sean los siguientes: Décadrages. Cinéma et peinture (Pascal Bonitzer), El ojo interminable. Cine y pintura. (Jacques Aumont), Cinema e pittura (Antonio Costa) y La pintura en el cine. Cuestiones de representación visual. (Áurea Ortiz y María Jesús Piqueras). Todos estos trabajos, al igual que otros aquí no nombrados, siendo realizados desde distintos puntos de vista y atendiendo a diversos aspectos concretos, tienen como común denominador el interés por clarificar y explicar las frecuentes presencias e influencias de lo pictórico en el medio cinematográfico. Resulta ésta, pues, una línea de investigación suficientemente trabajada, circunstancia que no impide que la primera parte de este estudio se dedique, precisamente, a la presencia de las artes plásticas en el cine de las vanguardias, eso sí, respondiendo a cuestiones meramente iconográficas, para lo que se han llevado a cabo los acercamientos pertinentes a algunos de los aspectos tratados tanto por éstos como por otros autores. Nuestra propuesta, como ya se ha afirmado con anterioridad, responde al interés por demostrar lo contrario, es decir, la presencia de lo cinematográfico en lo pictórico, mejor dicho, en las artes plásticas en general. En las dos direcciones apunta el cineasta José Luis Borau en sendos discursos para su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Luis de Zaragoza y en La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, respectivamente. Con lo que respecta al segundo de estos discursos, titulado El Cine en la Pintura, y ofreciendo una perspectiva muy general aunque enormemente interesante, Borau se dedica a abrir numerosas puertas a posteriores investigaciones. A esta línea de estudio ya se han sumado algunos expertos e investigadores, eso sí, siempre a partir de artículos, comunicaciones o ensayos sobre ciertos aspectos concretos, no existiendo un estudio pormenorizado -a excepción de la tesis de Antonio García López a la que se aludirá de inmediato- acerca de dicha cuestión. Estudio que, en lo que a esta tesis se refiere, se limita a las vanguardias históricas, por lo que no va más allá de años treinta salvo en su última parte, donde se ponen en relación películas u obras plásticas realizadas durante las vanguardias con otras realizadas durante las últimas décadas, precisamente para demostrar la enorme vigencia de algunas imágenes e iconografías surgidas en tan rico período. Esto es debido a que el hecho de pretender dilatar este estudio a la totalidad del siglo XX, llegando incluso hasta nuestros días, habría resultado irresponsablemente pretencioso, si de lo que se trata es de llevar a cabo un trabajo riguroso como se exige en una tesis doctoral. Además, el pintor e investigador Antonio García López ya abordó en su tesis, titulada Inversión de las relaciones cine y pintura. Análisis desde los géneros cinematográficos, esta cuestión de la influencia del cine en la pintura en la segunda mitad del siglo, además, como el propio título indica, centrándose en los géneros cinematográficos. El trabajo se estructura en cuatro bloques, dejando a un lado la primera parte, dedicada a la influencia iconográfica de las artes plásticas sobre el cine de las vanguardias, así como el último, el cual, como ya se ha advertido, se ocupa de escrutar algunos casos llamativos de la herencia iconográfica que tanto el cine como las artes plásticas desarrollados en la segunda mitad del siglo mantienen con ciertos films y obras vanguardistas. El primero de esos bloques que estructuran el núcleo de este trabajo tiene como objeto de estudio el movimiento, elemento consustancial al cine que pasa a convertirse en importante referente utópico para las artes plásticas. El segundo bloque se ocupa de la luz y el color, donde se nos desvelan algunos cambios notables que a partir de la existencia del cine experimentaron estos dos elementos desde siempre ligados a la pintura. El siguiente bloque se refiere al encuadre, la angulación y el montaje, siendo en ocasiones la fotografía, excepto en el caso del montaje, tan importante referente como el cine. Por último, el cuarto de los bloques esta dedicado a escrutar las más destacadas iconografías y presencias que desde el cine se trasladaron a las artes plásticas. En cualquier caso, estos distintos apartados nunca deberán entenderse de forma independiente o aislada, puesto que, por el contrario, los puntos de conexión entre unos y otros son frecuentes. De hecho, no son pocas las obras que aportan al mismo tiempo varios de estos elementos propios del lenguaje cinematográfico, siendo, en algunas de ellas, la acumulación de tales elementos el principal argumento para considerarlas deudoras del cine, por lo que se hace necesario su análisis desde la perspectiva propuesta en varios de estos bloques. Resulta fácil pensar que para realizar un trabajo de investigación de estas características ha sido necesario acudir a dos clases de fuentes perfectamente diferenciadas. Por un lado, cómo no, están las películas. Muchas de ellas pertenecen al período de las vanguardias históricas, aunque también en ocasiones se trata de films primitivos. De modo que, para poder visualizar y analizar las películas pertinentes, y aún teniendo muy en cuenta las facilidades que hoy en día nos da una herramienta como Internet, ha resultado necesario recurrir a fondos y colecciones como los de la Cátedra de Historia y Estética de la Cinematografía de la Universidad de Valladolid, como ya hiciera a la hora de realizar el trabajo de suficiencia investigadora. De igual modo, tanto la Filmoteca Nacional como la Filmoteca Regional de Murcia, así como las de otras comunidades autónomas, constituyen importantes centros de documentación a los que se ha ampliado mi consulta. Por otro lado están las obras pertenecientes al ámbito de las artes plásticas, fundamentalmente de la pintura. Para conseguir llevar a cabo los estudios pertinentes acerca de estas obras ha sido fundamental poder acudir a los más variados materiales bibliográficos: libros, catálogos de exposiciones, revistas especializadas, etc. A lo que hay que sumar, en la medida en que ha sido posible, la experiencia de poder ver algunas obras de primera mano, ya sea en museos o galerías, tanto en muestras permanentes como en exposiciones temporales.