Contrato de género y saludel impacto en la salud del reparto del trabajo reproductivo en las parejas de doble ingreso
- María Isabel Sánchez-Mora Molina Zuzendaria
- Alberto Manuel Torres Cantero Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Murcia
Fecha de defensa: 2017(e)ko iraila-(a)k 20
- María Teresa Ruiz Cantero Presidentea
- Pilar Ortiz García Idazkaria
- Carlos Álvarez-Dardet Díaz Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
A pesar de los indudables avances de las últimas décadas, la desigualdad de género constituye una característica estructural de nuestra sociedad. Entre las múltiples manifestaciones de esta desigualdad destaca la continuidad de la asignación de la responsabilidad del trabajo reproductivo a las mujeres, incluso en las parejas de doble ingreso. Se trata de una realidad que en gran medida se percibe como privada, y que constituye otro ejemplo de que lo personal es político. La invisibilidad y desvalorización del trabajo doméstico-familiar, junto a la vigencia de los roles de género y los valores asociados a las identidades femenina y masculina, contribuyen a mantener un reparto injusto de este trabajo, de múltiples consecuencias. En este escenario, nos proponemos indagar sobre cómo afecta el reparto del trabajo reproductivo en las parejas de doble ingreso a la salud de mujeres y varones. Se utiliza el contrato de género como herramienta conceptual para abordar este fenómeno a la luz de una imaginación sociológica feminista: las condiciones estructurales de la sociedad determinan la vida de cada mujer y cada hombre, pero al mismo tiempo la manera en que afrontamos y resolvemos nuestra vida cotidiana da forma a la realidad actual y puede contribuir a transformarla. El contrato de género, que remite al contrato sexual acuñado por Carole Pateman en su crítica al contrato social, se refiere al acuerdo que en las relaciones de pareja se establece entre las dos partes, que han de negociar sus términos, sin que ello implique la libertad de las partes que lo negocian, a la vez que enfatiza que en ese contrato intervienen tanto las estructuras sociales como la acción individual. Para dar respuesta a la pregunta que guía este trabajo, se ha llevado a cabo una investigación original en una doble dirección. Por un lado, se ha realizado una revisión sistemática con el propósito de sintetizar la evidencia científica reciente sobre el impacto en la salud del trabajo reproductivo. Por otro, se ha llevado a cabo un análisis de la Encuesta Nacional de Salud en España 2011-2012 (ENSE), referido a parejas de doble ingreso, en el que se describen los modelos de contrato de género vigentes, se identifican los factores asociados al contrato igualitario y se evalúa la posible asociación del contrato de género con el estado de salud percibido y la salud mental. Los resultados de la revisión sistemática señalan que el trabajo reproductivo afecta negativamente a la salud de las mujeres y no afecta la de los varones, si bien la mayoría de los estudios son transversales, y los que tienen un diseño longitudinal no encuentran esta asociación. En el análisis de la ENSE, se identifican tres modelos de contrato de género, que en las parejas que no conviven con menores de 15 años se refiere al reparto del trabajo doméstico y en las parejas con menores de 15 años combina la información sobre el trabajo doméstico con la responsabilidad de su cuidado. Los resultados reflejan que los modelos de contrato de género se distribuyen de forma desigual en función de la edad y la clase social, y también varían según quien proporciona la información. Además de tener 45 o más años, no tener estudios superiores o trabajar en una ocupación manual se asocia a mayor probabilidad de contrato asimétrico. Respecto a la asociación entre el contrato de género y la salud, los resultados no son concluyentes pero indican que los distintos modelos de contrato de género afectan en el mismo sentido a mujeres y varones, tanto para la salud percibida como para la salud mental. Despite substantial progress in recent decades, gender inequality remains a structural feature of western societies. One of the major signs of that inequality is the fact that women continue to be assigned the responsibility of reproductive work, even in double income couples. This phenomenon, greatly perceived as private, constitutes an example of the personal is political. The invisibility and devaluation of domestic and family work, together with the prevailing gender roles and values associated with feminine and masculine identities, contribute to keep its unfair sharing, with multiple consequences. In this scenario, our aim is to ascertain how the distribution of reproductive work in double income couples affects the health of women and men. Gender contract is used as a conceptual tool to tackle this phenomenon from a feminist sociological imagination: the structural conditions of society determine the life of every woman and man, but at the same time the way we address and solve our daily life outlines the present shape of gender relations and may contribute to transforming them. Gender contract, evoking the sexual contract coined by Carole Pateman in her critique to the social contract, refers to the agreement every couple establishes between the two parts, who must negotiate its terms, highlighting the role of both social structures and individual action in that contract. In search of an answer to the question guiding this thesis, we first carry out a systematic review, intended to generating a synthesis of recent scientific evidence about the impact of reproductive work on health. Second, we analyse the National Health Survey in Spain (2011-2012). This analysis, referred to double income couples, describes the gender contract models, the factors associated with an egalitarian contract and evaluates the possible association between gender contract and health, both self-rated health status and mental health. Results of the systematic review point out that reproductive work has a negative impact on women's health and no impact on men's health, but the majority of studies are cross-sectional and those with a longitudinal design do not confirm this association. In the analysis of the National Health Survey, three gender contract models are identified, which in childless couples reflect domestic work sharing and in couples with children combine information about domestic work with the responsibility of caring for children. Results indicate that gender contract models are unequally distributed according to age and social class, and that they also vary depending on the gender of the person providing the information. Being young, having completed higher education and working in non-manual occupations are associated with higher probability of an egalitarian contract. Regarding the association between gender contract and health, results are inconclusive but indicate that the different gender contract models affect in the same way women and men, both in self-rated health and in mental health.