La arquitectura áulica de las taifas andalusíesConfiguración y evolución de nuevos espacios de poder en el siglo XI mediterráneo
- Rabasco Garcia, Victor
- Susana Calvo Capilla Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 2021(e)ko urtarrila-(a)k 27
- Laura Rodríguez Peinado Presidentea
- Noelia Silva Santa-Cruz Idazkaria
- Jerrilynn Dodds Kidea
- Rafael Azuar Ruiz Kidea
- Jorge Alejandro Eiroa Rodríguez Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
El corpus arquitectónico disponible del siglo XI andalusí se ha ido estudiando a partir de impulsos puntuales a medida que fueron recuperando el fragmentado patrimonio. Esta desigual manera en la que se ha investigado el periodo ha estado determinada por el estudio monográfico de cada edificio, lo que ha contribuido a que el contexto histórico-artístico esté meramente esbozado. Así pues, mi principal objetivo ha sido avanzar en el conocimiento sobre la arquitectura áulica del periodo de los Reinos de Taifas desde una perspectiva homogénea para así ofrecer un nuevo enfoque que permita comprender el concepto, la función y el impacto de estas construcciones dentro del contexto mediterráneo. Esto me ha permitido dotarles de un contexto y, de este modo, advertir cuáles son las particularidades de cada monumento. La dispersión de los talleres de producción cordobeses llevó a la «liberalización» de un lenguaje expresivo hasta entonces centralizado, por lo que se emprendió un proceso de movilidad creativa e intelectual que sería permanente a lo largo del siglo. Esto generó una reconfiguración en las redes de contacto y el establecimiento de nuevos focos de intercambio. De este modo, las taifas impulsaron importantes programas de propaganda cultural que, en el ámbito de la historia del arte, se materializaron en forma de suntuosos palacios. La cultura visual andalusí es uno de los ejes de la tesis doctoral, ya que su desarrollo a lo largo de la centuria hizo que se convirtiera en un importante factor identitario. El sustrato cultural formado durante los dos siglos y medio de autoridad omeya en la Península hizo que todas las taifas partieran de una misma herencia artística. La dimensión ideológica y programática asumida por cada una de los reinos determinó el modo en el que transmitieron o modificaron unos símbolos concretos que ya se habían instalado en la memoria colectiva no solo de al-Andalus, sino de todo el occidente Mediterráneo. En función de cómo evolucionó el lenguaje expresivo en cada taifa se fue configurando una propia personalidad estética. De este modo, teniendo en cuenta que la autoridad de Córdoba se diversificó entre más de treinta poderes, el siglo XI vivió necesariamente una amplia pluralidad artística materializada a través de formas que bien podrían ser tangenciales o divergentes entre sí. En este sentido el caso del alcázar de Toledo es sumamente significativo, cuyo descubrimiento generó tal impacto que inicialmente se debatía sobre su adscripción al arte de época taifa o bajomedieval cristiano. El análisis de la iconografía, técnica y el complejo sistema lumínico del que formaba parte la arquería hallada en el convento de Santa Fe me llevó a establecer vínculos directos con algunas de las cortes más destacadas del Mediterráneo, demostrando el grado de innovación artística alcanzado en este pequeño reino. Al haber profundizado en el estudio del siglo XI he sentido la obligación de tratar de responder a una pregunta que se planteó hace veinte años: ¿es el arte de las taifas un reflejo de la ideología política de las dinastías gobernantes? Efectivamente, las taifas emprendieron un consciente programa de ruptura o continuidad respecto a la herencia omeya a través del ornato arquitectónico. Por lo tanto, sería posible concluir que taifas como Toledo o Zaragoza no solo abrieron su capacidad creativa a nuevas soluciones del contexto mediterráneo, sino que utilizaron el ornamento como lenguaje vehicular para visualizar su postura ideológica. Así, el estudio de la arquitectura de las taifas me ha llevado concluir en este periodo existió una dicotomía política que era expresada a través de muy diversos soportes visuales, especialmente el lenguaje artístico desarrollado en los grandes monumentos de autoridad y representación. De este modo, el arte, como manifestación expresiva de la cultura visual de los Reinos de Taifas, se convirtió en una efectiva herramienta de legitimación para los poderes andalusíes.