Naturaleza y misión de la filosofía en el pensamiento de Joseph Ratzinger

  1. Sada Mier y Terán, Alejandro
Dirigida por:
  1. Pablo Blanco Sarto Director/a
  2. Mariano Crespo Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad de Navarra

Fecha de defensa: 24 de septiembre de 2020

Tribunal:
  1. Rafael Alvira Domínguez Presidente/a
  2. Agustín Echavarría Secretario/a
  3. Gabino Uríbarri Bilbao Vocal
  4. Javier Prades López Vocal
  5. Urbano Ferrer Santos Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 152799 DIALNET

Resumen

La filosofía tiene la capacidad y la necesidad de plantearse la pregunta acerca de su propia naturaleza, es decir, tiene una naturaleza reflexiva: puede interrogarse a sí misma a partir de sí misma. Con el presente trabajo pretendo participar en el diálogo filosófico en torno a la naturaleza y la misión de la filosofía a partir del pensamiento de Joseph Ratzinger. Mi intención es aclarar qué significa filosofía para Ratzinger y cómo debe entenderse la misión del filósofo. Para llevar a cabo esta investigación es importante tener en cuenta que la filosofía como tema no recibe un tratamiento sistemático en la obra de Ratzinger. Lo que intento es sacar a la luz los campos semánticos del concepto que investigamos y descubrir su unidad interna. La investigación que presento consta de cuatro partes. En la primera de ellas realizo un estudio minucioso de las dos grandes investigaciones académicas de Joseph Ratzinger: su tesis doctoral sobre san Agustín y su texto de habilitación sobre Buenaventura. El objetivo de esta sección es poner de manifiesto los fundamentos sobre los que Ratzinger desarrolla su idea de filosofía. En el capítulo formulo una de las hipótesis más relevantes de mi trabajo, por un lado que la filosofía se entiende como una búsqueda personal de la sabiduría, en la que la atención está puesta sobre el sujeto que procura descubrir el sentido de su vida; por otra, la filosofía se refiere más bien a la búsqueda de una verdad ontológica, racional y universal, que trascienda los espacios subjetivos de la conciencia del filósofo. En la segunda parte, examino la dimensión subjetiva personal de la filosofía y pongo de manifiesto la orientación antropológica del concepto de filosofía de Ratzinger a partir de su participación en el Concilio Vaticano II. El teólogo bávaro coloca la estructura dramática de la existencia humana en el centro de la búsqueda de la verdad. Por eso, el sentido de lo humanum se convierte en el criterio definitivo para comprender el significado y la misión de la filosofía. El tercer capítulo, por su parte, dedicado a la dimensión objetiva-ontológica del pensamiento filosófico, analiza con detenimiento el tema que Ratzinger propuso en su lección inaugural en la Universidad de Bonn, a saber, “el Dios de la fe y el Dios de los filósofos” y sus desarrollos posteriores. El autor procura mostrar que el éxito del cristianismo primitivo se debió en gran medida a la alianza que la nueva religión estableció con el pensamiento filosófico. El modo en que Ratzinger trata a la filosofía en medio de esta dinámica permite identificar que para él la verdad a la que se orienta el pensamiento filosófico tiene tres rasgos: es ontológica, racional y universal. Por último, como parte de las conclusiones, muestro cómo la idea de filosofía de Ratzinger, arraigada en lo que algunos han llamado su logocentrismo, permite articular una visión del mundo que facilita avanzar hacia las grandes síntesis que busca el pensamiento humano. En concreto muestro cómo al filósofo se le abren cuatro caminos nuevos hacia una comprensión unitaria de la realidad: la primera permite entender que la búsqueda de la verdad y la búsqueda del sentido son en el fondo la misma búsqueda; la segunda permite superar la escisión entre objeto y sujeto que ha caracterizado al pensamiento moderno y que ha conducido a la historia de la filosofía hacia el fin de la metafísica; la tercera ofrece un fundamento para articular la unidad que existe entre el amor y la verdad, lo cual nos permite a su vez comprender mejor la relación entre la metafísica, la ética y la estética; la cuarta ofrece una mejor comprensión de la unidad que existe entre ontología e historia, entre ser y tiempo.